Como bien hablaba hace tiempo con Sergio Sarsa (un amigo de Sabiñánigo), la mayoría de festividades religiosas hoy en día, provienen de alguna festividad o rito pagano anterior. Halloween, no es una excepción. Al parecer los Celtas hace más de 3000 años, celebraban el fin de año la noche del 31 de Octubre con el Samhaim, una fiesta pagana. Con los años esta fiesta se ha ido transformando y variando hasta llegar a nuestros días que se celebra dependiendo del territorio y su cultura como Día de todos los Santos, Día de los Muertos o Halloween. Para saber más detalladamente su evolución y el porqué de sus tradiciones (la calabaza, el truco o trato, los dulces, los disfraces…) pueden pinchar aquí.
Nunca he sido muy amigo de Halloween. Desde que se fue imponiendo la moda de celebrarlo en España a la par que el día de todos los santos, me pareció un símbolo claro de la incursión globalizadora de la cultura estadounidense (se conoce que el ego de esta gente es muy grande y le gusta ir imponiendo su cultura e invadiendo países por ahí…). Sin embargo, visto desde la perspectiva en la que nos encontramos, es decir viviendo el día a día gringo, me hace hasta ilusión ver la verdadera fiesta de Halloween en primera persona y descubrir exactamente cómo se celebra donde sí es una verdadera tradición.
Para empezar añadiré que aquí no es festivo ni el 31 de octubre ni el 1 de Noviembre y se trabaja como todos los días, eso sí, desde finales de agosto puedes encontrar todo tipo de artículos relacionados con Halloween allí por donde pisas. Disfraces, calabazas, monstruos de plástico con un detector de movimiento que cuando pasas por delante gritan, telaraña artificial a granel, sangre artificial, todo tipo de bichos de plástico sin olvidar el consabido murciélago, vinilos para las ventanas con dibujos monstruosos, cañones de niebla artificial… y es que aquí hay gente que se toma muy en serio la decoración de sus casas y jardines y montan verdaderos parques temáticos para recibir a los niños (y no tan niños) disfrazados en la puerta de sus casas o jardines.
La fiesta para los niños de Woodstock comienza en la plaza a las 16:00. Allí acuden niños de todas las edades y en tres grupos de edad se celebra un concurso de disfraces. Después, se recorre la plaza donde la mayoría de comerciantes están preparados en la puerta de sus comercios para dar caramelos y dulces. Ahora ya no se dan caramelos propiamente dichos, ahora lo que se estila son la chocolatinas tipo kit-kat, twister, etc. que ya las venden en grandes sacos de kilos preparadas para el evento.
Tras el acto oficial en la plaza, todos los niños (los más pequeños acompañados de sus padres) recorren el pueblo y van de casa en casa llamando a las puertas y diciendo “trick or treat” (truco o trato). Es decir, o me das un caramelo o te gasto una broma. No he visto a nadie contestar “I would like trick, please” (a mí me gustaría truco, por favor), pero con lo cuadriculaos que son aquí, seguro que los niños (y sus padres) se quedarían atorados y perdidos ante la singular situación y sin saber qué hacer, jajaja. Estaría bien probar a hacerlo y grabarlo en una cámara… para el año que viene.
Los niños sólo llaman a las puertas donde se ha decorado previamente con un mínimo de una calabaza (como señal de que ahí sí que se dan caramelos). Como apenas hay farolas, en cuanto oscurece un poco, el entorno se torna más fantasmagórico y las casas relucen con sus atrezzos. Ése es el momento más inquietante de la fiesta. Todos disfrazados de monstruos, alguna hoguera en la puerta de las casas, todas los decorados en pleno rendimiento, efectos sonoros, nieblas artificiales, estoy seguro que más de un padre siente el mismo miedo que sus niños.
Al igual que yo os preguntaréis “¿y los adultos y jóvenes?”, “¿es que no aprovechan para hacer su fiestecita y comer, beber y salir por ahí como corresponde?”... Pues sí, y al parecer ésta es la noche donde las chicas se disfrazan del personaje que sea pero en su variante “cachonda”, es decir, enfermera cachonda, secretaria cachonda, ama de casa cachonda, vampiresa cachonda… y todo aquel disfraz que permita enseñar muslamen y buen escote. Cuando fuimos a comprar a una tienda de Halloween los disfraces de la fiesta a la que estábamos invitados, al ver los modelos en fotografía de los tipos de disfraces que había para chicas, no sabíamos si era una tienda de disfraces o un sexshop… Los chicos menos ingeniosos, lo típico, Drácula, Monje, Romano… Estas fiestas se celebran en casas o locales privados, también se sale por ahí. Se celebran o bien el sábado anterior o el posterior (más el anterior). Nosotros ese sábado estuvimos toda la noche en un club de blues en Chicago y pudimos disfrutar, además de las actuaciones en directo, de ver a mucha gente disfrazada por allí.
La fiesta en la que estuvimos el sábado posterior a Halloween fue genial. Nos reunimos en casa de Eduardo y Fanny ( un español casado con una mejicana que viven desde hace años en Woodstock). Allí nos juntamos españoles y mejicanos residentes en Woodstock disfrazados cada uno de lo que quisimos. La decoración de la casa a tope. Telas de araña, fotos cambiantes, posters, vinilos, figuritas, calabazas, daban al lugar un toque tétrico a la par que festivo. La mecánica de las fiestas en Woodstock es que cada uno aporta algo de comer y beber, así que por norma general siempre suele sobrar de todo y los anfitriones no deben de preocuparse tanto por la manutención de los invitados.
La verdad es que Halloween tiene su aquel, pero hay que ver cómo a día 1 de Noviembre todo lo que antes eran productos de Halloween en todos los comercios y lugares desaparecen y llegan los productos navideños, papa Noeles, abetos, espumillones… todo lo habido y por haber, menos una de las cosas que más echaré de menos este año… “el turrón”.
Pero que majeteeeeesss... como me alegro de que os vaya tan bien!!!
ResponderEliminarUn fuerte abrazo maño!!!!