“Aprovechemos el otoño
antes de que el invierno nos escombre
entremos a codazos en la franja del sol
y admiremos a los pájaros que emigran.” (Benedetti)
antes de que el invierno nos escombre
entremos a codazos en la franja del sol
y admiremos a los pájaros que emigran.” (Benedetti)
Será por eso que apetece respirar en el otoño que nos rodea en Woodstock, por su rapidez en pasar y su falta de timidez. Quizá sea por que en nuestra tierra apenas se percibe, pasamos del verano al invierno y “Los Pilares” a veces nos regalan algo de fresca, alguna gota y otras veces no…
“El otoño se acerca con muy poco ruido:
apagadas cigarras, unos grillos apenas,
defienden el reducto
de un verano obstinado en perpetuarse,
cuya suntuosa cola aún brilla hacia el oeste.
Se diría que aquí no pasa nada,
pero un silencio súbito ilumina el prodigio:
ha pasado
un ángel
que se llamaba luz, o fuego, o vida.
apagadas cigarras, unos grillos apenas,
defienden el reducto
de un verano obstinado en perpetuarse,
cuya suntuosa cola aún brilla hacia el oeste.
Se diría que aquí no pasa nada,
pero un silencio súbito ilumina el prodigio:
ha pasado
un ángel
que se llamaba luz, o fuego, o vida.
Y lo perdimos para siempre” (Angel Gonzalez)
La tranquilidad, el silencio que nos arropa nos deja el terreno preparado para que nuestra mirada pueda mirar, nuestros olfatos puedan oler, nuestra cabeza pueda pensar. Será por eso que nos gusta buscar sus rincones. Será por eso.
“¡Salve, bosques que ciñen los verdores postreros!
Amarillos follajes en la hierba esparcidos;
¡salve, breve hermosura! La natura enlutada
se acomoda al dolor y me es grata a los ojos.
Ando a pasos muy lentos el desierto camino
y por última vez vuelvo a ver este sol
palidísimo y bello cuya luz expirante
ilumina a mis pies la tiniebla del bosque.” (Alphonse de Lamartine)
Amarillos follajes en la hierba esparcidos;
¡salve, breve hermosura! La natura enlutada
se acomoda al dolor y me es grata a los ojos.
Ando a pasos muy lentos el desierto camino
y por última vez vuelvo a ver este sol
palidísimo y bello cuya luz expirante
ilumina a mis pies la tiniebla del bosque.” (Alphonse de Lamartine)
Los colores que nos muestra el ocaso, los matices rojos, naranjas, amarillos, marrones, nos sorprenden en cada esquina, nos hacen andar más despacio y caminar con la mirada fija en la copa de los árboles o en el horizonte. Será por eso.
“Llueve,
detrás de los cristales, llueve y llueve
sobre los chopos medio deshojados,
sobre los pardos tejados,
sobre los campos, llueve.
Pintaron de gris el cielo
y el suelo
se fue abrigando con hojas,
se fue vistiendo de otoño.
La tarde que se adormece
parece
un niño que el viento mece
con su balada en otoño.” (Joan Manuel Serrat)
detrás de los cristales, llueve y llueve
sobre los chopos medio deshojados,
sobre los pardos tejados,
sobre los campos, llueve.
Pintaron de gris el cielo
y el suelo
se fue abrigando con hojas,
se fue vistiendo de otoño.
La tarde que se adormece
parece
un niño que el viento mece
con su balada en otoño.” (Joan Manuel Serrat)
Será por eso que nos apetece mirar por la ventana, sentir el calor del hogar, leer un libro en el sillón mientras escuchas el sonido de las gotas tintinear en el tejado, cuando no silva la ráfaga de viento que barre las hojas secas del suelo. Será por eso.
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