domingo, 25 de noviembre de 2012

Road Trip vs Thanksgivings


El Barrio de Lincoln (Abraham)
Aprovechando el puente de Thanksgivings (acción de gracias) que se celebra siempre el tercer jueves de noviembre y es una de las más importantes (sino la más) celebraciones que tienen en los USA, nos fuimos de Road Trip, pero no por ello dejamos de celebrar la tradicional cena de Acción de gracias el miércoles con pavo incluido (aunque a nuestra manera).
La fiesta de Acción de gracias, como es de suponer, es la evolución de una fiesta anterior que se celebraba en Europa y que trajeron los colonos allá por el s. XVII. Normalmente al final de los ciclos de cosecha se celebraban siempre las festividades pertinentes. El día de Acción de gracias proviene de una de esas celebraciones, siendo una fusión de la celebración de los colonos y la de los nativos americanos. Para más información podéis pinchar aquí.
Capitólio nuevo de Springfield (No, no es el de los Simpson.
El de los Simpson es una mezcla de todos los Springfield)
Neus, Paz, Adal y nosotros dos, decidimos hacer un viaje para conocer los alrededores de Illinois. Todos juntos en nuestro coche, sin haber reservado absolutamente nada, salimos a la aventura con intención de bajar hasta Nashville (Tennessee), pasando por Saint Louis (Missouri) y regresar por Indianápolis (Indiana) cruzando el estado de Kentucky. Un gran recorrido de unos 1800 Km en 4 días.
El primer tramo fue Woodstock- Saint Louis. Para llegar a Saint Louis se sigue uno de los tramos de la famosa route 66 (interestatal que cruza los Estados Unidos desde Chicago hasta Los Ángeles). Al pasar por Springfield, pese a que Adal (que ya había estado) nos informó de que tampoco tenía gran cosa, entramos para echar un vistazo a la capital de Illinois y así comprobar de primera mano que Adal tenía toda la razón. Aun así visitamos (todo por fuera ya que estaba todo cerrado por Thankgivings y la ciudad desierta) el capitolio viejo y el nuevo y una reconstrucción del barrio y la casa donde vivió Lincoln.
El super Arco de Saint Louis in the night.
Tras la fugaz visita a Springfiel decidimos comer de camino a Saint Louis en alguna de las innumerables áreas de carretera donde hay una extensa amalgama de “restaurantes” de fastfood para poder elegir. Lo bueno de los Road Trip de los USA es que no te tienes que preocupar por alojamientos ni restaurantes (hay moteles y fastfood por doquier). Eso sí, la comida es muy poco variada, aunque es lo común en todos los USA. Todas la gasolineras tienen una máquina con café americano que puedes mezclarlo con un sinfín de variedades de leches y cremas con sabores, olores y colores diferentes, además como aquí el café es agua tintada, se bebe en grades cantidades.
La llegada a Saint Luis impresiona. Cruzamos el Mississippi por un puente mientras observamos el skyline (línea que en cielo dibujan los edificios de una ciudad en el horizonte) a nuestra derecha con el gran arco de Saint Louis que simboliza la puerta hacia el oeste. Un Arco monumental realizado en 1963-1965 por el Arquitecto Eero Saarinen y que costó en aquella época 13 millones de dólares. Es el monumento visitable más alto de los Estados Unidos y el más alto del mundo construido con acero. Con sus 192 metros de altura, Gateway  simboliza la expansión de los Estados Unidos hacia el oeste. Para más información pinchar aquí.
Si, es este. "El Motel de los Horrores" o
 "Catálogo de muestra sobre tópicos de Motel"
Por la noche, estuvimos cenando en un club de blues con música en directo, donde un músico con su dobro nos deleitó con una mezcla de country blues acompañado posteriormente por una mujer que tocaba la guitarra. Tras la cena concierto buscamos alojamiento y… ¡Sorpresa!, el Motel de los horrores. ¿Han visto ustedes ese Motel de carretera que sale en todas las películas, viejo, sucio, con sábanas sucias y ambiente cargado, mantas con agujeros de cigarros, ruidos, olor a desodorante para tapar el olor real,…? ¡¡pues ése!!. Una vez asumido que íbamos a dormir en el Motel de los tópicos y tras conciliar el sueño por puro cansancio, no pudimos pasar por alto otro de los tópicos de Motel, nos llamó un desconocido  por teléfono a eso de las 6:00 de la mañana (no sólo a nosotros, también al resto de habitaciones), todo un lujo vamos. No obstante, tras esa noche toledana, podemos decir que esos moteles existen y que nos les falta ningún detalle y nosotros fuimos partícipes de ello. ¡Pero era una experiencia que no nos podíamos perder!
Foto pensada para LP de los Cahokia Mounds Jazz Band
Tras un desayuno en Saint Louis y subir a lo alto del Gateway (Impresionante), tomamos dirección Nashville (ciudad del country), capital del estado de Tennessee (estado de la música). De camino nos desviamos para ver los yacimientos de una tribu nativa americana (los Cahokia) que desaparecieron misteriosamente, pero que llegaron a tener un pueblo de más de 20.000 cahokianos. Esta tribu construía montes de tierra dentro de su poblado por cuestiones ceremoniales y en función del estatus social que cada familia representaba en la tribu, siendo la montaña más alta donde residía el Jefe. Es curioso ver cómo en las extensas llanuras de Illinois se alzan estos montículos artificiales hechos hace cientos de años. Esta civilización desapareció por causas desconocidas, antes incluso de que los colonos europeos la descubrieran. Para más información pinchar aquí .
Neon en Nashville
Tras la interesantísima visita a los Cahokia mounds, proseguimos nuestro camino buscando el primer área de servicio para comer. Paz, muy previsora, ya había localizado el Hostel de Nashville y llevábamos la dirección directa en el GPS para ver si nos daban alojamiento. Llegamos a Nashville y nos recibió un rascacielos que nos recordaba a la torre de Sauron (del señor de los anillos). Fuimos directos al albergue juvenil que nos pareció estupendísimo y muy jovial, con zonas comunes con futbolín, piano, sofás, cocina, café y té gratuito y sobretodo… “Limpieza y confortabilidad”… ¡allí hubiésemos pasado una semana!.

Concierto en El Layla´s de Nashville
Layla´s de NAshville
Tienda/museo de Guitarras (¡Bestial!)
Al buscar parking para aparcar el coche recorriéndonos todo el centro de Nashville y buscando la opción mas asequible, pudimos comprobar que Nashville es una ciudad con un ambiente nocturno digno de mención. La calle principal (Broadway) es una calle llena de garitos con música en directo en la mayoría de ellos; una calle que se iluminaba con el fulgor de los rótulos de neón que se amontonaban en los laterales de la calle sobre la puerta de los bares de country, jazz y blues e invitaban a entrar y tomar una copa o las que fuesen. Tras aparcar en el parking más conveniente, sabiendo de antemano que íbamos a ser “non early birds” (no madrugadores), nos fuimos a por un perrito caliente callejero y a disfrutar de la música de Nashville.
Calle de Nashville
Siendo la primera vez, fue bien como experiencia de reconocimiento, aunque fruto de la misma decidimos que hay que regresar como mínimo un fin de semana entero. La mañana fue de tiendas curiosas y turisteo. Una imprenta antigua que hacía carteles y réplicas de carteles antiguos, una tienda de guitarras donde podías encontrar piezas de museo a la venta (como una guitarra Gibson Lespaul de 1960 auténtica que vendían por la friolera de 135.000 $), tiendas de botas de cowboy y sombreros tejanos y todo esto amenizado por los músicos callejeros y las actuaciones que empezaban ya en los bares al mediodía. Era curioso ver cómo había personas que vestían de country como ropa habitual de diario, sus botas, su sombrero tejano, su camisa de cuadros, su chaleco… igualico que en la película “Brokeback Mountain”. También pudimos observar a la entrada de algunos bares la prohibición explícita de entrar con armas al local, así que las tuvimos que dejar en el albergue…
El resturante Italiano
La última noche fue la más fría y, tras otras 5 horas de coche, llegamos a Indianápolis con el convencimiento de que dormiríamos mejor o peor pero, por lo que pudiese pasar, antes de buscar alojamiento había que cenar. Así que entramos a un buen restaurante italiano, con un atrezzo que llamaba la atención y con la peculiaridad de que te hacían entrar al comedor desde la cocina, así que podías comprobar la limpieza y buen hacer de los cocineros. Allí cenamos de maravilla, tratando de olvidar la monodieta de fastfood que nos había acompañado en el viaje (cosas del Rod Trip). Después, reservamos en un motel de carretera, este sí, limpio, confortable y con buen servicio (y mucho más barato que el primero).
Canales de Indianápolis

Indianápolis, monumento a los caidos en guerras)
La mañana en Indianápolis fue tranquila y con ritmo sosegado, paseamos por el canal (paseo muy agradable), visitamos el centro (que ya se preparaba para la navidad) y un gran monumento visitable a los caídos en guerra, donde había un museo gratuito de las diferentes guerras con la evolución armamentística que cada una había aportado, desde el arco y las flechas de los aborígenes y los primeros rifles y pistolas de avancarga de los conquistadores, hasta un helicóptero real de la guerra de Vietnam, y reconstrucciones de salas de sonar de los submarinos o maquetas de portaviones… Tras ese grato y educativo paseo por la exaltación del patriotismo americano, decidimos comer en un restaurante “mediterráneo” antes de partir. En la conversación alguien se dio cuenta de que estaba anocheciendo muy pronto… y al seguido otro dijo: - ¿No será que tendríamos que haber cambiado la hora a una hora más…? ¡Efectivamente! El estado de Indiana, tiene una hora más que el de Illinois y ¡nosotros pensando que el reloj del coche se había vuelto loco porque no coincidía con el nuestros móviles (que se cambian de hora automáticamente)! Como podéis comprobar, un viaje planificado al milímetro.

El regreso a casa nada peculiar, otras 5 horitas de coche, por buenas carreteras eso sí, pero con un tráfico de regreso de Thanksgiving denso y lento. Menos mal que no faltó la buena conversación en ningún momento del viaje, ni los cafés cual pozales. Llegamos a Woodstock sobre las 22:30. Satisfechos, despejados, con la sensación de haber vivido una gran aventura y dispuestos a empezar la semana con alegría. Quería hacer una entrada cortita, pero tras 2000 Km aproximados de viaje atravesando 5 estados y 4 capitales de estado… ¿cómo resumirlo?. Ahí dejamos más foticos del viaje (aunque esta ya desordenadas)

Graffiti en las calles de Indianápolis. ¡Impresionante!

Parecía que el otoño ya nos había abandonado, pero aun quedaban rincones a modo de vestigio. (Indianápolis)

Aunque la atención la acapara el carruaje ¿Donde esta El Rey? busquen ...jejeje (Nashville)

En esta imprenta no vale el photoshop, ni el freehand ni leches, aquí se hace arte del de verdad (Tono irónico, no se me lancen al cuello los diseñadores) (Nashville)


más carteles, ¿Se lo hago a 2 o 3 tintas? (Nashville)


Y venga a gastar en software... (Nashville)

Al final no me las compré... pero no te digo yo que cuando vuelva... (Nashville)

dulce sonrisa matinal en chocolatería. ummmm, chocolate (No había churros) (Nashville)

Sara: - Hazme la foto ya quiero chocolate. Neus: -¿ Foto aqui? ¿Why?. Paz: Cafeeeee, mi vida por un cafeeee. (Nashville)

The hall of Hostel. El super Albergue juvenil con instrumentos musicales (incluido piano) en los espacios comunes en Nashville.


En Nashville también hay Liquid. jejeje

Estos son los Cahokia Mounds.

Arco de Saint Louis

Cabina cilindrica a modo de ascensor para subir a lo alto del Arco (Observese la risa forzada de acojone que llevamos los sujetos de esta foto)

Saint Louis desde lo alto del Arco

Interior del Arco, mirador de arriba.

Interior del arco. Mirador de arriba

Bailando enla noche de Saint Louis (Focos del Arco)

Se que no podrán apartar la mirada de escultural figura, pero si os fijais en la casa de mi espalda... ¡esa es donde vivió Lincoln!

martes, 6 de noviembre de 2012

Halooween (Jalogüin)

Como bien hablaba hace tiempo con Sergio Sarsa (un amigo de Sabiñánigo), la mayoría de festividades religiosas hoy en día, provienen de alguna festividad o rito pagano anterior. Halloween, no es una excepción. Al parecer los Celtas hace más de 3000 años, celebraban el fin de año la noche del 31 de Octubre con el Samhaim, una fiesta pagana. Con los años esta fiesta se ha ido transformando y variando hasta llegar a nuestros días que se celebra dependiendo del territorio y su cultura como Día de todos los Santos, Día de los Muertos o Halloween. Para saber más detalladamente su evolución y el porqué de sus tradiciones (la calabaza, el truco o trato, los dulces, los disfraces…) pueden pinchar aquí.
Nunca he sido muy amigo de Halloween. Desde que se fue imponiendo la moda de celebrarlo en España a la par que el día de todos los santos, me pareció un símbolo claro de la incursión globalizadora de la cultura estadounidense (se conoce que el ego de esta gente es muy grande y le gusta ir imponiendo su cultura e invadiendo países por ahí…). Sin embargo, visto desde la perspectiva en la que nos encontramos, es decir viviendo el día a día gringo, me hace hasta ilusión ver la verdadera fiesta de Halloween en primera persona y descubrir exactamente cómo se celebra donde sí es una verdadera tradición.
Para empezar añadiré que aquí no es festivo ni el 31 de octubre ni el 1 de Noviembre y se trabaja como todos los días, eso sí, desde finales de agosto puedes encontrar todo tipo de artículos relacionados con Halloween allí por donde pisas. Disfraces, calabazas, monstruos de plástico con un detector de movimiento que cuando pasas por delante gritan, telaraña artificial a granel, sangre artificial, todo tipo de bichos de plástico sin olvidar el consabido murciélago, vinilos para las ventanas con dibujos monstruosos, cañones de niebla artificial… y es que aquí hay gente que se toma muy en serio la decoración de sus casas y jardines y montan verdaderos parques temáticos para recibir a los niños (y no tan niños) disfrazados en la puerta de sus casas o jardines.
La fiesta para los niños de Woodstock comienza en la plaza a las 16:00. Allí acuden niños de todas las edades y en tres grupos de edad se celebra un concurso de disfraces. Después, se recorre la plaza donde la mayoría de comerciantes están preparados en la puerta de sus comercios para dar caramelos y dulces. Ahora ya no se dan caramelos propiamente dichos, ahora lo que se estila son la chocolatinas tipo kit-kat, twister, etc. que ya las venden en grandes sacos de kilos preparadas para el evento.
Tras el acto oficial en la plaza, todos los niños (los más pequeños acompañados de sus padres) recorren el pueblo y van de casa en casa llamando a las puertas y diciendo “trick or treat” (truco o trato). Es decir, o me das un caramelo o te gasto una broma. No he visto a nadie contestar “I would like trick, please” (a mí me gustaría truco, por favor), pero con lo cuadriculaos que son aquí, seguro que los niños (y sus padres) se quedarían atorados y perdidos ante la singular situación y sin saber qué hacer, jajaja. Estaría bien probar a hacerlo y grabarlo en una cámara… para el año que viene.

Los niños sólo llaman a las puertas donde se ha decorado previamente con un mínimo de una calabaza (como señal de que ahí sí que se dan caramelos). Como apenas hay farolas, en cuanto oscurece un poco, el entorno se torna más fantasmagórico y las casas relucen con sus atrezzos. Ése es el momento más inquietante de la fiesta. Todos disfrazados de monstruos, alguna hoguera en la puerta de las casas, todas los decorados en pleno rendimiento, efectos sonoros, nieblas artificiales, estoy seguro que más de un padre siente el mismo miedo que sus niños.
Al igual que yo os preguntaréis “¿y los adultos y jóvenes?”, “¿es que no aprovechan para hacer su fiestecita y comer, beber y salir por ahí como corresponde?”... Pues sí, y al parecer ésta es la noche donde las chicas se disfrazan del personaje que sea pero en su variante “cachonda”, es decir, enfermera cachonda, secretaria cachonda, ama de casa cachonda, vampiresa cachonda… y todo aquel disfraz que permita enseñar muslamen y buen escote. Cuando fuimos a comprar a una tienda de Halloween los disfraces de la fiesta a la que estábamos invitados, al ver los modelos en fotografía de los tipos de disfraces que había para chicas, no sabíamos si era una tienda de disfraces o un sexshop… Los chicos menos ingeniosos, lo típico, Drácula, Monje, Romano… Estas fiestas se celebran en casas o locales privados, también se sale por ahí. Se celebran o bien el sábado anterior o el posterior (más el anterior). Nosotros ese sábado estuvimos toda la noche en un club de blues en Chicago y pudimos disfrutar, además de las actuaciones en directo, de ver a mucha gente disfrazada por allí.

La fiesta en la que estuvimos el sábado posterior a Halloween fue genial. Nos reunimos en casa de Eduardo y Fanny ( un español casado con una mejicana que viven desde hace años en Woodstock). Allí nos juntamos españoles y mejicanos residentes en Woodstock disfrazados cada uno de lo que quisimos. La decoración de la casa a tope. Telas de araña, fotos cambiantes, posters, vinilos, figuritas, calabazas, daban al lugar un toque tétrico a la par que festivo. La mecánica de las fiestas en Woodstock es que cada uno aporta algo de comer y beber, así que por norma general siempre suele sobrar de todo y los anfitriones no deben de preocuparse tanto por la manutención de los invitados.
La verdad es que Halloween tiene su aquel, pero hay que ver cómo a día 1 de Noviembre todo lo que antes eran productos de Halloween en todos los comercios y lugares desaparecen y llegan los productos navideños, papa Noeles, abetos, espumillones… todo lo habido y por haber, menos una de las cosas que más echaré de menos este año… “el turrón”.